No recuerdo el juego, sé perfectamente que nada tiene que ver con el
resultado que a la final no es ni anecdótico, con puntos que nadie recuerda,
con jugadas que solo yacen en la mente de algunos jugadores. Tampoco sé del árbitro
a quienes generalmente no recordamos, aunque no deberían molestarse porque no
tengo la menor duda que a sus madres aún las recuerdan.
No era un juego a puerta cerrada, pero en Venezuela en algunas canchas
pareciera que así ocurriera, a veces con más gente en la cancha que en la
tribuna, aunque siempre existen esas barras que alientan arriba para
transmitirlo todo a la cancha, pero a veces pasa lo contrario y todo lo que
ocurre en la cancha se oye en la tribuna. ¡Todo!
Pero con todo y eso, siempre ha habido recursos económicos para traer
técnicos que han dejado huella. La primera vez que escuché el nombre de Eduardo
Borrero, fue en una esquina de la avenida 2 Lora de Mérida. Un par de amantes
de la espumosa bien fría se comentaron entre ellos. “Y viene Borrero para
Estudiantes” no recuerdo que más agregaron, pero lo que sí recuerdo es una
sensación de aprobación, luego dos sorbos y les juro que no arrugaron la cara.
Borrero, para quienes no lo conocen llegó al fútbol venezolano como
arquero y decir que es extranjero hoy en día es desconocer cuantos años ha
estado entre Mérida y Puerto Ordaz, con Estudiantes, ULA, Mineros y hasta
dirigió una selección Venezuela. Llegó a participar en el juego de las
estrellas que por los años 70 u 80 se realizaron en Mérida entre extranjeros y
nacionales.
De Ángel
Raúl Cavalieri no tengo tan gratos recuerdos, el argentino siempre nos jugó en
contra y para mí es uno de los mejores técnicos que han llegado a Venezuela,
pero desde aquella vez que nos quitó el título en Mérida en la última fecha con
su Italchacao, juré por mi perro y mi patria aceptar que se lo comieran los
leones, aunque no lo logré.
Entre ambos ha habido innumerables duelos desde los años 90, con
escuelas distintas. Borrero con más toque de pelota, Cavalieri con más
pragmatismo, pero siempre con duelos particulares, podría decir que se conocen
bastante, pero honestamente nunca vi sí alguien realmente los presentó, así que
me remito a decir que se han visto lo suficiente.
En uno de esos juegos, de los innumerables duelos que han tenido, en un
estadio en los que no se ensucian las tribunas, se escucha con mucho eco, pero
con nitidez espantosa todo lo que dicen en la cancha. Lo oí claramente
“Estoy solo, estoy solo”, gritaba el delantero por derecha del equipo de
Cavalieri, y el lateral rival se da cuenta, corre a marcarlo, mientras este
seguía gritando “estoy solo, estoy sooolo” y el marcador sin que el árbitro
pudiera hacer algo al respecto le grita “estás solo por feo, por narizón”.
De inmediato y en forma reiterativa, Cavalieri empieza a increpar al
árbitro porque el marcador “insultó” al delantero. Tres pasos después, cuando
el delantero se resbala, Cavalieri pide penalti y segundos después pide córner.
Borrero se levanta del banquillo, mira al árbitro y le grita con una frase que
nos retumbó en las gradas “árbitro, pásele el pito a Cavalieri”, el argentino
se voltea, se miran y ambos se mueren de la risa.
Muy buena esa anécdota, me imaginé totalmente al monstruo Raúl Cavalieri gritar todo eso y hasta más..
ResponderEliminarje je Gracias... Lo conocemos
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