“Te voy a denunciar a
la federación”, le dijo entre chiste un comentarista tachirense a Yolanda de García,
presidenta de Estudiantes de Mérida, aunque ese dato navegue entre el
desconocimiento y la ignorancia, fue la primera mujer en asumir la presidencia
de un equipo de fútbol venezolano, pero más allá de ese hecho anecdótico, la
señora de García fue la segunda presidenta
de un equipo de fútbol profesional en el
mundo, sólo detrás de la mexicana Alejandra De La Vega, quien había tomado el
mando del club Cobras de Ciudad Juárez, en México, sólo tres años antes que la dirigente andina.
Un domingo de 1991, Estudiantes jugaba ante el Unión
Atlético Táchira, sí el mismo Deportivo Táchira, lo que pasa es que en esa
búsqueda de identidad han paseado por varios nombres y la presidenta de
Estudiantes, en su devoción católica, colocaba en la base de la portería, una estampita católica, no recuerdo a ciencia
cierta cuál era, pero lo cierto es que el comentarista jocosamente le dice, “La
voy a denunciar porque Estudiantes está jugando con 12 jugadores” en alusión a
los once del campo, más la imagen representada en la estampita.
Me imagino que la señora Yolanda buscaba crear un manto
protector divino en el arco académico, impregnar de bendiciones, de que
afloraran los talentos de los arqueros que defendieran la meta académica,
especialmente ese día ante un equipo plagado de excelentes jugadores como “Carlitos”
Maldonado (el papá de Giancarlo), Williám Méndez, Laureano Jaimez, Luis
Socarrás y creo que estaba Radamel García (el papá de Radamel Falcao), entre
otros; puede que me falle la memoria, pero en esa década, era el perfil de
jugador que tenían los aurinegros.
A pesar de los rezos y súplicas, de sumar santos y ángeles, Táchira
venía con todo en su afán de pelear el título con Caracas, Marítimo y Minerven,
la fuerza divina no se hizo presente en ese duelo llamado “Clásico de los Andes”.
Estudiantes cayó 3 goles por 0 en el Guillermo Soto Rosa, en una temporada en
que el albirojo quedó a un puesto del descenso, sólo por encima de Industriales
del Caroní y Salineros de Araya, siendo además uno de los equipos más goleados
del torneo. 1,4 goles recibidos por juego, no es fácil de diferir. Gracias a
Dios, la cofradía y fanáticos hicimos cadenas de oración, de otra manera se nos
hubiese adelantado el descenso a segunda. Alguien me comentó que “saboréalo” un
personaje de los 80 y 90, que paseaba por las tribunas rifando y vendiendo entre
los aficionados cualquier cosa que se le atravesara, pañales, leche, palas,
lapiceros, llaveros, etc, fue motivado a
vender estampitas, para estar en sintonía con el equipo.
Mi mamá dice que Dios tarda pero no olvida. Me costa,
comparto el domingo entre los resultados de fútbol y la misa dominical en el Carmelo.
Si la ex presidenta del equipo rezó para
que los porteros que defendieran la valla merideña tuvieran esa
protección divina, pues ya dios la ha escuchado. Pero a lo mejor el rezo no
estuvo bien enfocado, porque en los últimos encuentros Estudiantes se ha
enfrentado con arqueros cuya valla ha estado cubierta por algo divino, algo más
allá de la pizarra del Cuerpo Técnico, algo que aunque intentemos explicar, y
sólo concluimos con que el equipo no funciona, que los refuerzos no eran, y cambiamos al cuerpo técnico, la verdad es
que Dios nos oye.
Estudiantes cayó ante Monagas, cuya portería estuvo intacta
durante 95 minutos bajo el “Ángel” de la guarda, perdón Ángel Hernández, otrora
arquero del equipo merideño. Luego cayó otra vez en casa ante Carabobo, cuya
portería era defendida por Leo Morales, quien en la época de Rafael Dudamel, también
defendió el arco estudiantil. En el último juego ante Anzoátegui, día del debut
de Ruberth Morán como Director Técnico, Estudiantes volvió al gol. En la
portería del equipo oriental estaba Renny Vega, un jugador que ha sonado en un
par de ocasiones para el equipo académico, pero gracias a Dios, no vino, porque
si no gozara de esa protección sublime.
Dios nos escucha, así que “mejor que nos agarre confesados”.
Deportivo Anzoátegui
1-1 Estudiantes de Mérida – Sábado 30.7.2017
Dvo Anzoátegui
(1): Renny Vega, Edgar Mendoza, Jhonny Mirabal, Luis Mago, Gabriel Benítez, Francisco
La Mantía, Rolando Escobar, Néstor Canelón (Edgar Silva 69’), David Centeno
(Marcelo Moreno 81’), Charlis Ortiz y Julio Díaz*. DT: Nicolás Larcamón
Suplentes: Geancarlos Martínez, Jorge Ruiz, Enmanuel
Calzadilla, Antonio Casanova y Néstor Bareiro.
Estudiantes de Mérida
(1): Alejandro Araque, Marlon Bastardo, Juan Muriel, Leonel Vielma, Omar Labrador,
Engelberth Briceño, Wislintos Rentería, Jesús Vargas (Víctor González 59’),
Wiston Azuaje (Gustavo Páez 62’), Jhoan Arenas y Luz Rodríguez. DT: Ruberth
Morán
Suplentes: José Mendoza, Luis Altuve, Oscar Guillén, Luis
Barrios y Mario Mosquera.
Goles: Julio Díaz 51’ (DANZ) Gustavo Páez 75’ (EST)
Amonestado: Juan Muriel 69’ (EST)
Estadio: José Antonio Anzoátegui en Puerto La Cruz
Asistencia: 1.421 personas