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domingo, 31 de julio de 2016

"Que dios nos agarre confesados"

“Te voy a  denunciar a la federación”, le dijo entre chiste un comentarista tachirense a Yolanda de García, presidenta de Estudiantes de Mérida, aunque ese dato navegue entre el desconocimiento y la ignorancia, fue la primera mujer en asumir la presidencia de un equipo de fútbol venezolano, pero más allá de ese hecho anecdótico, la señora de García fue  la segunda presidenta de un equipo de fútbol profesional  en el mundo, sólo detrás de la mexicana Alejandra De La Vega, quien había tomado el mando del club Cobras de Ciudad Juárez, en México,  sólo tres años antes que la dirigente andina.

Un domingo de 1991, Estudiantes jugaba ante el Unión Atlético Táchira, sí el mismo Deportivo Táchira, lo que pasa es que en esa búsqueda de identidad han paseado por varios nombres y la presidenta de Estudiantes, en su devoción católica, colocaba en la base de la portería,  una estampita católica, no recuerdo a ciencia cierta cuál era, pero lo cierto es que el comentarista jocosamente le dice, “La voy a denunciar porque Estudiantes está jugando con 12 jugadores” en alusión a los once del campo, más la imagen representada en la estampita.

Me imagino que la señora Yolanda buscaba crear un manto protector divino en el arco académico, impregnar de bendiciones, de que afloraran los talentos de los arqueros que defendieran la meta académica, especialmente ese día ante un equipo plagado de excelentes jugadores como “Carlitos” Maldonado (el papá de Giancarlo), Williám Méndez, Laureano Jaimez, Luis Socarrás y creo que estaba Radamel García (el papá de Radamel Falcao), entre otros; puede que me falle la memoria, pero en esa década, era el perfil de jugador que tenían los aurinegros.

A pesar de los rezos y súplicas, de sumar santos y ángeles, Táchira venía con todo en su afán de pelear el título con Caracas, Marítimo y Minerven, la fuerza divina no se hizo presente en ese duelo llamado “Clásico de los Andes”. Estudiantes cayó 3 goles por 0 en el Guillermo Soto Rosa, en una temporada en que el albirojo quedó a un puesto del descenso, sólo por encima de Industriales del Caroní y Salineros de Araya, siendo además uno de los equipos más goleados del torneo. 1,4 goles recibidos por juego, no es fácil de diferir. Gracias a Dios, la cofradía y fanáticos hicimos cadenas de oración, de otra manera se nos hubiese adelantado el descenso a segunda. Alguien me comentó que “saboréalo” un personaje de los 80 y 90, que paseaba por las tribunas rifando y vendiendo entre los aficionados cualquier cosa que se le atravesara, pañales, leche, palas, lapiceros, llaveros, etc,  fue motivado a vender estampitas, para estar en sintonía con el equipo.

Mi mamá dice que Dios tarda pero no olvida. Me costa, comparto el domingo entre los resultados de fútbol y la misa dominical en el Carmelo. Si la ex presidenta del equipo rezó para  que los porteros que defendieran la valla merideña tuvieran esa protección divina, pues ya dios la ha escuchado. Pero a lo mejor el rezo no estuvo bien enfocado, porque en los últimos encuentros Estudiantes se ha enfrentado con arqueros cuya valla ha estado cubierta por algo divino, algo más allá de la pizarra del Cuerpo Técnico, algo que aunque intentemos explicar, y sólo concluimos con que el equipo no funciona, que los refuerzos no eran,  y cambiamos al cuerpo técnico, la verdad es que Dios nos oye.

Estudiantes cayó ante Monagas, cuya portería estuvo intacta durante 95 minutos bajo el “Ángel” de la guarda, perdón Ángel Hernández, otrora arquero del equipo merideño. Luego cayó otra vez en casa ante Carabobo, cuya portería era defendida por Leo Morales, quien en la época de Rafael Dudamel, también defendió el arco estudiantil. En el último juego ante Anzoátegui, día del debut de Ruberth Morán como Director Técnico, Estudiantes volvió al gol. En la portería del equipo oriental estaba Renny Vega, un jugador que ha sonado en un par de ocasiones para el equipo académico, pero gracias a Dios, no vino, porque si no gozara de esa protección sublime.

Dios nos escucha, así que “mejor que nos agarre confesados”.




Deportivo Anzoátegui 1-1 Estudiantes de Mérida – Sábado 30.7.2017
Dvo Anzoátegui (1): Renny Vega, Edgar Mendoza, Jhonny Mirabal, Luis Mago, Gabriel Benítez, Francisco La Mantía, Rolando Escobar, Néstor Canelón (Edgar Silva 69’), David Centeno (Marcelo Moreno 81’), Charlis Ortiz y Julio Díaz*. DT: Nicolás Larcamón
Suplentes: Geancarlos Martínez, Jorge Ruiz, Enmanuel Calzadilla, Antonio Casanova y Néstor Bareiro.
Estudiantes de Mérida (1): Alejandro Araque, Marlon Bastardo, Juan Muriel, Leonel Vielma, Omar Labrador, Engelberth Briceño, Wislintos Rentería, Jesús Vargas (Víctor González 59’), Wiston Azuaje (Gustavo Páez 62’), Jhoan Arenas y Luz Rodríguez. DT: Ruberth Morán
Suplentes: José Mendoza, Luis Altuve, Oscar Guillén, Luis Barrios y Mario Mosquera.
Goles: Julio Díaz 51’ (DANZ) Gustavo Páez 75’ (EST)
Amonestado: Juan Muriel 69’ (EST)
Estadio: José Antonio Anzoátegui en Puerto La Cruz


Asistencia: 1.421 personas

lunes, 25 de julio de 2016

Ahí viene el lobo

Mi relación con el fútbol y en especial con Estudiantes de Mérida, es proporcional con mi mudanza desde mi frío y pujante Pueblo Llano a esta ciudad a finales de los 80,  que aunque pertenezca al mismo estado, futbolísticamente me mostró que estaba en otro lugar.

Uno de los primeros en hablarme de Estudiantes fue mi primo, un chico 2 o 3 años mayor que yo, y que ya portaba un carnet del equipo. Eso sí, nunca pagó una mensualidad, sólo pasó por administración para registrarse y con su carnet entraba a cada juego, eso no lo entendía. Yo venía de un club de fútbol sala, llamado La Placita, que cada martes o jueves hacía una reunión, y las finanzas ocupaban dos o tres puntos importantes. Pero en Estudiantes, mi primo no pagaba, ahí comencé a entender que la cosa no iba bien.

“Esta temporada vienen puros uruguayos”, me dijo un día mi primo casi celebrando que ya éramos campeones, y que íbamos a emular hechos en Copa Libertadores.  Yo sonreí y como no había internet, lo que dijera mi primo era santa palabra, era una fuente tan confiable como wikileaks. Los días pasaron y la llegada de dos colombianos tumbaron las fuentes de mi primo, a quien no lo nombro, porque todavía lo están correteando los de la pasada administración. A esos, si les gustaba la plata.

Con el pasar de los años, la historia iba y venía. Gerencia nueva, metas nuevas, pero en la cancha los resultados demostraban lo contrario. Salvo algunas excepciones, el resultado siempre fue el mismo, desilusión, y el imborrable descenso. Año a año, dejé de creerles, año a año me alejé del estadio, pero no del equipo.

Una vez, mis hijos me pidieron que les leyera un cuento. Seleccionaron uno llamado El Pastorcito Mentiroso, en el cual, un pastor se divertía gritando para hacer creer que el lobo estaba devorando sus ovejas. Los aldeanos, al escuchar el grito salían en su auxilio, pero obviamente nunca había lobos. El día que dejaron de creerle, fue el mismo en que efectivamente llegó el temible animal y  los atacó. Nadie respondió a sus gritos, porque como siempre mentía, nadie le creía.

Este cuento se convirtió en su lectura favorita, hasta el punto de que una vez mi niña la representó en un acto escolar. Al mismo tiempo, se convirtió en una herramienta familiar de valores para minimizar las mentiritas infantiles ante sus padres. Creo que ha funcionado.

Al margen de aquellos anuncios futbolísticos, una vez escuché hablar de una sede para el equipo, con cancha, gimnasio, piscina, entre otros lujos deportivos que mi mente apenas alcanzaba a imaginar, porque cuando comenzaba a hacerlo, empezaba a frotarme las manos, y no hay nada tan truncado para el cerebro, como la emoción. Tampoco ocurrió tal cosa, la máquina de escribir nunca llegó y ni una computadora Canaima le dejaron al equipo.

“Vamos a traer a Batistuta” dijo una vez un directivo, que seguramente inflado por sus súbditos y el bolsillo del equipo, se le ocurrió hacer tal anuncio, creyendo que el dinero en polvo todo lo puede. No le coloquemos calificativos peyorativos, eso sobra en la calle, llamémoslos pastorcitos, para darle esa connotación de ingenuidad, inocencia y buenos samaritanos, pero pobres pastorcitos, nos volvieron a mentir: ni uruguayos, ni Batistuta, ni títulos, ni sede y se la pasaron toda la vida pastoreándonos.

Hoy, el equipo y la nueva junta directiva asumieron un nuevo reto, no soy parte de la aldea que juzgó al pastorcito, aún no han mencionado al lobo, pero en el juego pasado ante Carabobo, vi a muchas ovejas mojarse infructuosamente, a otras trasquiladas en su desesperación porque el lobo del descenso ya está ladrando, otras simplemente detrás del rebaño vemos aún con cautela para que el pastorcito no nos mienta.

viernes, 22 de julio de 2016

"El Rastafarí", cobró en el banco.

Llegué un poco tarde al juego de Estudiantes de Mérida contra Monagas. El tráfico producido por una caravana de graduandos, me hizo dar más vueltas que el “peluca” Arenas en el segundo tiempo para llegar al arco, bueno eso es parte del mismo deseo de llegar a la meta.

Cuando estoy arribando al lugar en mente, y sin siquiera ver el gramado, empiezo a escuchar los aplausos y de inmediato me imaginé el minuto 19, momento que sirve para rendir homenaje al desaparecido Carlos de Castro, quien defendió los colores del equipo durante un largo periodo. Imagínense lo tarde que llegué.


En ocasiones, mi mente simultáneamente repasa los hechos históricos desde el imperio otomano, hasta el instante actual, y una arista de pensamientos vienen a mi. Por un momento me puse en lugar de otra persona que no supiera porque son los aplausos y creo que se preguntarían con desconcierto el por que de los mismos, incluyundo los jugadores de Monagas. Mientras terminaba de subir la rampa mi mente se fue inmediatamente al lugar que ocupa Ángel Hernández, portero del equipo de la visita, pero que también defendió la portería académica por un largo periodo. El si sabia a que se debían esos aplausos y no se si fui yo, o fue la dinámica del juego en si, pero al “Rastafari” como se le conoce a Ángel por sus modos, también lo vi aplaudiendo.

Paulo Coehlo, relata en “el Alquimista” que el mundo es Banco de Favores, es decir, haciendo el bien, agradeciendo y haciendo las cosas mas fácil para los demás, la vida abre una cuenta como si fuera un banco, y va haciendo depósitos, que si eres una persona ajena  al mal y te enfocas en ayudar a tus semejantes, un día te encontraras con una cuenta de ahorro repleta de ceros, eso provoca que al momento de necesitar una ayuda, el "banco de favores" es el principal medio al cual recurrir. Así que si no le has hecho "la vueltica" a algún individuo debes acudir a algún préstamo, siempre con altos y desconocidas tasas de interés.

Entré en un "status de simpatia" con el portero, porque con esos aplausos, el arquero, que irónicamente también había sido parte del accidente de transporte y de la accidentada temporada del equipo académico, estaba dando una señal de intimidad con la afición, con el fútbol de Mérida, con el alma de carlitos. Hay jugadores que no celebran sus goles a su ex equipos, y este gesto de Rastafari, lo vi como eso, como un agradecimiento a este equipo que le dio oportunidades en algún momento de su vida.

Mientras mi mente divagaba en ese gesto, llega el error defensivo académico, y cuando escucho el gesto de malestar de la afición, mis ojos y mi mente se posan en la cancha, para ver como el jugador de Monagas culminaba mi paseo por las nubes, en un gol del equipo visitante, suficiente para llevarse los tres puntos. En ese momento mi mente toma otra retrospectiva, y empieza a hojear textos y paginas, y de repente hace una especie de “Zoom” como imagen satelital cuando detecta el objetivo, y se va a esa pagina del libro El Alquimista, que habla del banco de favores, porque vi a Angel aplaudiendo y eso lo asocié con agradecimiento, empatía, respeto entre otros y no había culminado el aplauso del minuto 19, cuando ya su equipo estaba celebrando su gol. ¿Acaso Angel estaba retirando del banco de favores tantas alegrías a la afición merideña o a ese gesto ante Carlos de Castro le sirvio para que ese banco de favores, le reintegrara su buen gesto?

lunes, 11 de julio de 2016

Delirio en el mercado

Una vez estaba en el mercado Soto Rosa, ustedes saben rindiendo el dinero de las frutas y verduras y no es que los mercaderes me estén pagando por la promoción, pero además del mejor precio, prefiero gastar mi dinero a productores merideños que a esos de “Ahorra que da gusto” porque en primera instancia, no ahorras, ni da gusto con el presupuesto y además esa empresa es de origen tachirense.

Se detiene un autobús, y se bajaron los chamos de la sub20 y Sub18 del Táchira, me imagino que para muchos de ellos, era así como un sueño salir con su equipo a defenderlo en la cancha, no los culpo de que sintieran mas rivalidad con el Caracas que con Estudiantes de Mérida, porque hemos perdido tanto protagonismo que nos merecemos no estar en la mira de esos chamos. Un señor, que se encontraba cerca de mi gritó “huele a chácharos” calificativo medianamente peyorativo que se le atañen a los tachirenses.

Mi esposa me mira y se ríe, ella como no va mucho al estadio pues cree que yo soy el único que siente esa rivalidad, ese día se dio cuenta de que no soy yo sólo y que hay otros que gritan, patalean y hasta pierden los sentidos en medio de la algarabía de un fanático. Yo, que me creo medio pausado para vociferar cualquier argumento, me animé, aunque tímidamente y exclamé “van a perder”. Mi esposa, no hizo más que reírse, creo que grité entre dientes, porque en mi miedo escénico, no supimos si los chamitos escucharon o no, claro ellos hacen que no escuchan.

Me fui a casa y entre semana me enteré que mis gritos amedrentaron mas a las inocentes palomas que divagaban en busca de un grano de maíz en el mercado Soto  Rosa,  que al subconsiente de los jugadores tachirenses, que se fueron sin derrota. Y es que para mí ganarle a los tachirenses, bien sea San Antonio, Nacional Táchira, UA Táchira, San Cristóbal, Lotería o cualquier denominación que represente ese estado, es vital para hacer sentir su rivalidad.

Por eso el triunfo ante Ureña, mas aún en San Cristóbal,  no sólo sirve para sacarse la espinita de la Copa Venezuela ante Titanes (1-0), ni para calmar las aguas, sino para defender esa histórica lucha deportiva que siempre hemos tenido. Ganar en San Cristóbal, es para los equipos merideños, bien sea el desaparecido ULA y el siempre guerrero Estudiantes de Mérida, o alguno de sus representativos, como dejar una huellita, un rasguñito a aquel contendor  que por mas o menos armas que tenga, nos gusta derrotarlos. Y lo mejor de todo,  2 triunfos en las dos primeras jornadas.

Sígueme en Twitter y echemos cuentos.  Aquí 

Ureña SC 1-2 Estudiantes de Mérida
Goles: 
Víctor Rentería 90+3’ (URE) Johan Arenas 56’ y 76’ (EST)

Amonestados:
Wilton Almeida 32’ Leonel Velandia57’ y José  Urbina 58’ (URE) 
Leonardo Terán 75’ y Gustavo Páez 79’ (EST)

Expulsado: Winston Azuaje por doble amonestación 17’ y 82’ (EST)

Árbitro: Yercinia Correa (Zulia)
Asistente 1: Yoleida Lara (Zulia)
Asistente 2: Yodelvis González (Zulia)
4º Árbitro: José Rondón (Zulia)

Estadio: Pueblo Nuevo en San Cristóbal
Asistencia: 178 personas

Delegado FVF: Freddy Ovalles




lunes, 4 de julio de 2016

Si tenemos que gritar.¿Gritamos?

La vida, con todo lo que esa palabra con lleva, dios, familia, metas, sueños etc., me ha llevado a conocer diversos lugares, no tanto desde el punto de vista turístico, sino además de ellos su cultura, enfoque y su pasión por el deporte, en especial el fútbol. Por ello mis análisis del fútbol relacionados con la sociedad, la hago un poco mejor que mis desacertados análisis de juego, del 3-4-3, 4-4-2, o de las  características de los jugadores y me defiendo como gato patas arriba, diciendo “el mundo del fútbol no es solo 90 minutos, sino en 90 minutos se ve el mundo del fútbol, y para ahorrar intrigas y no maltratar mi sueño de escritor me refiero a que el fútbol es simplemente reflejo de una parte importante de la sociedad y se muestra en la cancha partido a partido.
Una de las cosas  que  me tocó aprender, fue entender como la gente de Centroamérica sigue apostando por su fútbol a pesar de sus pocos logros y posibilidades, bueno en eso se parecen a nosotros a pesar de nuestro crecimiento futbolístico. En uno de esos países donde el fútbol toma fuerza social de alta trascendencia es en México, comparado a un país que ha tocado la gloria mundialista, aunque como ellos mismos dicen, no pasen del quinto partido en los mundiales, me topé con la frase que despierta algarabía, que los identifica en cualquier parte del mundo, que representa una inyección de positivismo: "chiquiti bum a la bim bomba, chiquiti bum a la bim bomba, México ra ra ra”. Al principio me daba risa, me parecía que rozaba en lo absurdo y hasta ….., pero como también la vida me enseñó a respetar culturas, lo dejé así y hasta lo dije un par de veces en La Fiesta de Independencia.
Al tomar la escritura como un hobby, en un semanario al norte del continente, me empecé a interesar por curiosidades y un buen día que México aparecía en mi pauta personal, me dio intriga el significado de tal frase, expresión de la cultura mexicana, tan amplia como la longitud de la mencionada oración.  Resulta que esa expresión, representa el sonido onomatopéyico de un tren y era expresado por los jugadores mexicanos en la segunda década del siglo pasado,  porque cada vez que ganaban debían tomar el  tren para jugar otro encuentro de más trascendencia y el  sonido  del tren representaba triunfo, éxito,  desafío y se convirtió en un grito de guerra hasta nuestros días.
En una noche al estilo londinense antes del BREXIT, es decir tranquilidad, leve lluvia, frío soportable etc., muchas personas se podrían ir a un café para  descargar las tensiones de la semana y abrir un paréntesis en la vida cotidiana, pero yo tomo el tiempo para trasladarme al estadio Metropolitano para el juego de Estudiantes contra Atlético Venezuela. Cuando manejaba al mencionado lugar,  veía que muchos vehículos iban en mi dirección y podría pensar que algunos perseguían mí mismo destino, aunque no tenía un ápice de certeza, contrario a cuando vas en buseta o el trole, que seguramente por la franela, la gorrita y la disposición, te das cuenta de que esas personas van al estadio tambien
Otros por el contrario, subían en contravía, por lo que obviamente tenían otros planes, a lo mejor ni pendiente de que ese 2 de julio de 2016 se estaba gestando un hecho particular, era el simple hecho de que Estudiantes de Mérida corría el telón de la temporada. Pero si eso no representaba suficiente motivación, estaba el hecho de que el equipo arrancaba con una nueva junta directiva, y es que para nosotros los fanáticos de Estudiantes de Mérida, es tan emocionante una nueva junta directiva como el anuncio de la llegada de un extranjero.  Pero este día se estaban dando ambas situaciones, es decir, hacia su debut oficial la nueva junta directiva en casa y también debutaba para el equipo un jugador proveniente de México, quien se convertiría en el primer jugador de suelo azteca en militar en el equipo albirojo. Para el futbol venezolano, acostumbrado al arribo de jugadores argentinos, colombianos, uruguayos, brasileños, aunque cada vez en menor cantidad, tener un jugador de esas tierras es un tanto exótico, independientemente de que venga con cartel o no.
Cada quien hace su análisis del encuentro, pero al llegar a casa, al contar que hizo el fin de semana, el cuento es que fue al juego y ganó Estudiantes. Un pequeño o nulo porcentaje pregunta como jugó el equipo, la pregunta obligada es quien ganó y si la curiosidad se hace presente, se interesan por saber quién hizo el gol y aunque la respuesta de una u otra manera es un tanto exótica, lo hizo el mexicano. 

Nadie va a hacer el gritico onomatopéyico mexicano, pero mientras vayamos ganando y porque no, el mexicano anotando, digo como el gran comediante mexicano Mario Moreno “Cantinflas”, “Si se necesita un sacrificio… renuncio a mi parte y agarro la suya.” Con tal que la algarabía siga.