Seguidores

jueves, 10 de noviembre de 2016

Gallego Vive

Una vez entro a una zapatería bajando por la avenida 6 con mi primo, no a buscar zapatos, sino que mientras yo bajaba me di cuenta que el Profe Gallego había entrado segundos antes. Pregunta un par de cosas, yo disimulo a ver que decía el profe. Pensé escuchar líricamente como, al menos, se pararía Estudiantes durante esa temporada o saber si la ciudad le agradaba de tal manera como para entrelazarse tanto que le diera su cariño al equipo, pero nada.  El vendedor con nada de conocimiento de a quien atendía, se limitó a dar precio y mostrar sus dotes de buen vendedor. Pero nada, no vendió ni el cordón del Zapato. Falló, el profe se fue con la misma bolsa con la que llegó. Estaba vestido de pantalón deportivo rojo y franela blanca, sin alusión al equipo. Sale de la tienda y el vendedor viene hacía nosotros. Le pregunté tal vez lo mismo que el profe, pero mi conversación giró en torno a la presencia del estratega colombiano y le comenté a mi primo que él era el DT de Estudiantes. El equipo de venta de la tienda, me refiero al vendedor y al cajero, se unieron a la corta conversación, que se limitó en repreguntar lo que yo ya había dicho. Y me tocó dar la respuesta esperada, sí es el técnico de Estudiantes.

Pero como iba a saber, si el tipo venía a ganar, a buscar un campeonato o al menos figurar, pero no. Lo trajeron porque estaba de moda tener técnicos colombianos y Venezuela siempre ha sido una buena plaza para terminar o continuar su proceso de formación. Una vez un DT de ese mismo país dijo que si bien el futbol venezolano le faltaba nivel, valoraba que en cada equipo hubiera dos o tres jugadores que sobresalieran. Yo lo escuché y pues, no estamos tan mal dije, a pesar de que nuestros equipos en los 80 y 90, salvo algunos hechos quijotestos que aún rememoramos, iban con pocas posibilidades a torneos internacionales.

Vino a dirigir a Estudiantes de Mérida FC, pero no era ajeno al equipo venezolano. Ya en 1982 lo había enfrentado en Copa Libertadores cuando jugaba con el Deportes Tolima, un equipo que posteriormente llegó a semifinales, esa semifinal de seis equipos del torneo internacional. Pero como me gusta resaltar lo positivo con letras de oro, no por lo exquisito sino porque con tierra me ensucio, Tolima venía tan enrumbado y en fase de grupos ganó todos sus encuentros de visitantes, excepto el que se jugó ante Estudiantes en el Soto Rosa  el último día de Marzo de 1982.

Debutó con Trujillanos, y eso de que técnico que debuta gana, eso no pasó. ¿Será por qué es Estudiantes de Mérida? Y comenzó la campaña. Para no perder la costumbre, el triunfo llegaba, pero detrás de derrotas y empates. Había algo que él decía posterior a cada partido. Estudiantes es el único equipo en el mundo que juega una pretemporada en plena temporada. La directiva lo había traído, pero le dijo que en esa temporada ya no había nada que pelear, que se esperara un poco mientras terminaba el torneo para reforzarlo y luchar por todo. Como me gusta escudriñar en los detalles que afloran mientras uno parpadea, aquel decir de Hugo Gallegos, el colombiano que vino a dirigir al albirojo en los 90 se refería a ese torneo largo que comenzaba en octubre y terminaba en  junio. Un equipo que perdía  al comenzar el torneo se iba rezagando y la pelea era de dos o tres por el campeonato o dos o tres por no descender. Se transformaba en un completo calvario para el resto de los equipos.

Una vez leí, que él había sido el protagonista  del primer campeonato sudamericano sub-20 ganado por su país en 1987, en el cual Hugo fungía como Asistente, pero que en realidad fue quien agarró la dirección al hombro, pues el DT oficial Castaño, se encontraba convaleciente de salud. Eso era mas que currículo para venir a Venezuela, pero en su juego del debut en un partido Trujillanos contra Estudiantes en Valera, en el estadio Luis Loreto Lira, la frase que escuché fue “Estudiantes Jugó como nunca y perdió como siempre”. Me causó risa, pero los comentarios radiales esos de Pablo Chacón Pérez (QEPD), Miguel Arturo Abril, y otros afirmaban que Estudiantes había dominado el juego, que había logrado dos o tres palos, pero no habían entrado los goles, pero los de Valera si, ellos si habían anotado los goles, dos o tres no recuerdo.

Siempre he confiado en los comentaristas, son nuestros ojos en el estadio y mas en esa época en que no había Televisión ni redes sociales. Así que a pesar de la derrota, yo estaba emocionado con el fichaje del DT. El equipo estaba jugando mejor y los resultados, al menos en teoría, venían mas tarde. Alguien, también de la radio dijo que los entrenamientos eran tan entretenidos que llevaban mas gente que los juegos oficiales en Caracas.

El equipo siguió dando tumbos, se ganaba y se perdía, quizás con mas regularidad que las alegrías. Así que la pretemporada larga, o como dijo el profe Gallego, la pretemporada en plena temporada, se fue agotando y aquella promesa de reforzar en la próxima temporada se diluyó.


Creo que fue una manera excelente que encontraron los directivos para decirnos que la próxima temporada era mejor, que teníamos que esperar y creo que esa fórmula nos la han aplicado siempre, hacernos creer que vienen cosas buenas pero algo pasa, algo ocurre y seguimos dando tumbos. Gallego se fue, y aunque los jugadores ya no andan en el plano profesional, el estadio Soto Rosa ya no es la casa del equipo, algunos fundadores reposan en sus ataúdes,  pero esa frase con la que alimentan esperanzas y sobreviven emociones, con la que nos tienen año tras año, plantilla tras plantilla, sigue viva y aunque quisieramos olvidar, colocarle otro contexto, la verdad es que la palabra de Gallego Vive.