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sábado, 24 de marzo de 2018

Mamá y google a veces mienten


No lo dijo Copernico, ni Newton, ni mucho menos el mejor pensador de todos los tiempos según mi filosofía, el gran Ghandi. No, lo dije yo, un día, pero no un día cualquiera, sino un día de reflexión, café y hasta rabia.  Mamá y Google no siempre tienen la razón, a veces mienten, no son precisas, ni exactas. A veces nos ocultan cosas.

Pero me da una alegría inmensa, si inmensa saber que los putos de Google no siempre tienen la razón. ¿Por qué? A bueno muy sencillo. Mi  mamá una vez me dijo que el mejor remedio para que la tos no me avanzara era no sumergirme en la piscina en ese momento. Pero ese día, ¿Cómo no me iba a meter a la piscina?  Creo que en aquel instante yo fui el que acuñé para la eternidad la frase “Mamá No me Pasa Nada”.  Por un lado yo insistiendo, de unos 8 o 9 años, y por otro lado mis primos y hermanos brincando, pasándose la pelota, gritando en la piscina, sin duda una excelente época vacacional. Pásame la pelota, gritaba uno de los mas pequeños y yo lo que hacía era toser y mirar a mi mamá rogándole un salvoconducto para entrar a lo que sería uno de los recuerdos inolvidables de vacaciones de verano, Bueno esto último es cursi, somos un país tropical.

Pero ahí estaba yo, como un chinche con berrinche. Mi mamá viendo el panorama le dice a mi hermano mayor que le permita tocar el agua para saber si está fría o caliente. Les cuento, que una piscina en El Vallecito con una temperatura que quizás ronda los 15 grados, no era naturalmente tibia como Maracaibo, Barinas, Margarita. !No, por Dios! Era El Vallecito, uno de los lugares mas fríos cerca de la ciudad de Mérida. Mi hermano, quizás cómplice de mi deseo, une sus manos y como si tuviera candela en ellas, le pone a mi mamá el agua para que ella la tocara, y de inmediato aprueba pues considera que no estaba tan fría como para negarme el acceso.

Mi madre siempre rezandera, seguramente optó por persignarse luego de su aprobación, y vaya que surtieron efecto sus preces, luego de una tarde de piscina, su hijo salió no sólo contento sino lo mejor de todo es que ya no tenía la molestosa y limitante tos. Allí me di cuenta que las mamas no siempre tienen la razón y ese ejemplo lo utilicé por un largo período para driblar algunos argumentos maternales.  Eso además me ha servido para desafiar dichos y hechos y me ha motivado a probar sin importar lo que me digan. 

Una tarde del año 2000 conocí a Google en un cyber que estaba localizado donde anteriormente quedaba un negocio de una ex presidente de Estudiantes de Mérida, por cierto la segunda presidente mujer del mundo, la señora De García. El pana Pucho me dice, que usara este buscador, que era lo mejor y agregó con cierta prepotencia, que en ese buscador encontraba de todo. Yo, dejando el margen de duda que apliqué con mi mamá en la piscina de aquel domingo de vacaciones, le dije que no me lo creía que encontrara todo. Y coño por años el buscador de google fue mejorando y creciendo mucho mas que mis ansias de refutar a mi pana Pucho. Así que Google se afianzó como el mejor buscador del mundo y muchos lo denotan san Google, porque lo soluciona todo.

Yo, me resigné al motor de búsqueda de Google, me hice tan amigo que todas mis cuentas de correo importante pertenecen a Gmail, uso con frecuencia googlemap, hablo maravillas de google drive, me decanto por google translator cuando mi inglés se atrofia, así que ya soy parte de la generación google, hasta que un día, un buen día me hizo una mala jugada, que me hizo emocionar, brincar, y decir coño (piiii) al fin ganamos. Y es que esa mañana del lunes 19 de marzo, cuando logro encender mi teléfono luego de una noche de penumbra sin luz, radio, TV, veo que Google, san Google me muestra el resultado en mi pantalla de bienvenida. Estudiantes 1, Trujillanos 0  ¿Que dirían esos putos de Google? Vamos a alegrarle la vida a este infeliz hincha, como escribió hace poco la revista 90 Minutos, que nos hizo una mención especial como los hinchas que mas nos gusta sufrir, al lado de otros aficionados de Atlas de México y San Lorenzo de Argentina.

Coño, si , soy tan googleador que no sé por qué carajo google me muestra los resultados de Estudiantes de Mérida al final del primer tiempo y al finalizar el encuentro, cada vez que juega. No sé cómo se hace, así que no insistan en que les muestre como. Bueno, anduve la mañana en mis deberes y yo, con mi sonrisa. 

"Por fin salimos de un empate", "los empates no suman", "pobres trujillanos se regresaron tarde y derrotados", "se les puso el culo frío y triste" decía yo, pensando en su pasada por el Pico el Águila a media noche. Estaba regocijante de alegría hasta que entré a una red social y leía confundido que nos habían empatado 3 minutos antes de finalizar el juego. 

Entonces me arreché (piii),  
- "coño (piii) ¿otro empate? 

- ¿No le echan bolas?

- No sudan la camiseta?

 Yo, había sumado 3 puntos a la tabla mental y ahora sumar solo uno, era de locos. Me tomo un café como el mejos digestivo de arrecheras y una sonrisa repentina y misteriosa sobresale de mi cara. Por un lado molesto con el equipo porque parece novia de pueblo, puros empates, pero por otro lado contento porque no sólo desafié y le gané a mi mamá aquel domingo de piscina, sino al pana pucho con su cuentico del todo poderoso Google, de que siempre lo sabe todo, que nunca se equivocan, que ese día en el encuentro entre Estudiantes y Trujillanos también tuvo que meter su manita en la piscina y persignarse porque no siempre mamá y Google tienen la razón.


@jesusalfredosp