Estoy casi seguro de que sí al científico Issac Newton le hubiese gustado
el fútbol, él como técnico hubiese diseñado un juego fluido y de toque al
estilo “tiqui taca” con el cual hubiese puesto fin a la revolución científica.
Los juegos hubiesen culminado con resultados de 20 a 10, 15 a 40 y un partido
cerrado y aburrido hubiese sido un 11 a 10 o 9 a 8. En caso de empate, calcular
el seno y coseno hubiese sido la salvación. No podría dudar que Newton hubiese sido el Ferguson del equipo galáctico
de la época y posteriormente se hubiese ido molesto y despeinado a jugar en el equipo
archirival. Usando la teoría de la Ley de Gravitación Universal hubiese
propuesto un nuevo estilo de juego manipulando los cuerpos de los jugadores
para que los suyos sacaran mejor partido de la Fuerza y la Masa.
Entonces bajo estos preceptos, la Masa que es la cantidad de materia que
posee un cuerpo, bien sea sólida, líquida o gaseosa, hubiese jugado un papel de
suma importancia en el nuevo esquema futbolístico porque un jugador podría
ejecutar un disparo de larga distancia y evaporarse a alcanzar el balón para
finalizar la jugada. En caso de que todo hubiese sido errático como aquellos
delanteros que no logran definir, bien podría regresar sacando el mejor
provecho de que la velocidad es la distancia sobre el tiempo (v=d/t) y alcanzar
el punto de congelación una vez en zona defensiva para plantar una muralla y
evitar goles. Entonces esta última jugada hubiese provocado que los fanáticos
lanzaran a la cancha bengalas de fuego con el firme deseo de propiciar un
descongelamiento de la defensa a lo cual Newton no le tenía respuesta inmediata.
Tampoco hubiese tenido respuesta de por qué un delantero, vive de momentos,
de goles, porque es interesante como el jugador cuando hace un gol se siente y
se sienta en una cima emocional que le permite ver, desde esa altura, todos los
espacios que deja la defensa y logra observar en el fondo a un arquero,
pequeño, sumiso, casi invitándolo a que no dispare el balón porque no podrá
defender su arco.
Siendo técnico de fútbol, Newton seguramente hubiese buscado otras
experiencias y retos. Como su ego lo fortalecía con los grandes desafíos,
seguramente hubiese venido al fútbol venezolano. No me hubiese extrañado que iniciara
el camino que siglos después trazara Alexander Von Humboldt en escoger a Mérida
como su centro de operaciones. Entonces se hubiese colocado los cimientos del
fútbol merideño que hoy preponderan en el fútbol local y profesional, el de tener
la pelota, salir jugando, ser un equipo aguerrido aplicando para eso su segundo
precepto, la Ley de la interacción y la fuerza o lo que los románticos llamamos
pasión.
No hubiese jugado con la formación 4
- 4 - 2 ni 3 - 4 - 3, pues usando la Ley de Gravitación Universal, F= G (m1 m2)/
se hubiese dado cuenta que ese equipo blanco y
rojo tendría un camino de altos (m1) y bajos (m2), pero siempre constante que
la hubiese denotado con la letra G de la fórmula anterior que no es otra cosa
que la Constante de Gravitación Universal y hoy formara parte no sólo de las
grandes academias científicas y universitarias del mundo, sino que encabezara
el logo del 50 aniversario de otra academia, la de Estudiantes de Mérida.
@jesusalfredoSP