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lunes, 4 de noviembre de 2019

Las ánimas en la cancha

Cuando te fuiste lloré, y mucho. Eras mi padre, mi amigo, mi entrenador. Mi madre no lloró, al contrario, ella en su fe supo asumir la voluntad de Dios de una manera admirable. Y cada mes, cada Misa de Los Santos hacía sentir tu presencia con un velón encendido en la cocina, justo antes del 1 de noviembre. “Son las animas hijo, tu padre nos viene a visitar”.

Durante la semana no pude asistir a la Misa de las Ánimas, esa que se celebra cada primero de noviembre y que sirve para recordar a aquellas personas que hoy no están. Algunos creen que es algo cultural ligado a lo religioso,  pero sepan, que no pertenece netamente a nuestra cultura, porque hace un par de meses cuando el Unión Berlín de Alemania, logró ascender finalmente a primera, muchos aficionados recordaron a aquellos seres que sufrieron por su equipo y que hoy no están, llevando sus retratos al estadio el día del debut en la Bundesliga

Y así me hubiese gustado padre, llevar tu foto el día en que quedamos campeones ante Mineros de Guayana en el Apertura 2019, pero como no había visto esa práctica, me pareció loco, aunque ahora digna de copiar de los alemanes. Pero, como en nuestra cultura es la Misa,  te soy honesto padre, no pude ir a la iglesia ese primero y aunque mi mamá me dijo que Dios siempre nos da otra oportunidad y que el venidero domingo era una ocasión ideal para recordarte, la mañana se me fue en las tareas familiares y en la tarde padre, la tarde era para despedir al equipo de la temporada en Mérida.


Y sí, deje la misa a un lado, porque en el fondo sabría que la mejor manera de recordarte no era en la iglesia, enfrentando un sermón del padre, sino en la cancha, en el Soto Rosa como tanto te gustaba. No era un clásico ni ningún partido interesante, era el duelo de dos equipos casi eliminados, que por momentos parecían que estaban como yo, recordando a sus ánimas.  Y te recordamos de la mejor manera, porque  tu Estudiantes de Mérida derrotó a  Lala de Guayana dos a cero, y con el permiso de la iglesia y nuestras costumbres, no había mejor manera de recordarte.