Cada vez que un equipo se enfrenta a
Estudiantes de Mérida, mi mente empieza a sumergirse en el pasado para tomar algún
recuerdo, anécdota o juego que me lleve contar algo para entretenerme, pero la
verdad es que cuando Estudiantes se enfrentó a Llaneros, muy pocas cosas vienen
a la memoria.
No se trata de que Llaneros de Guanare
tenga poca historia, de hecho es un equipo que cuando ascendió a primera en los
años 90, traía un idea interesante. En los años 90 había un ejemplar periodístico
llamado Semanario Deportivo, una publicación originada en el llano venezolano y
dedicada al fútbol nacional. Una vez uno de sus artículos titulaba “Llaneros,
otra empresa del grupo Pachecho”. Cuando leí eso, la verdad me alegré, porque
para quienes no entiendan la trascendencia de la afirmación, el grupo Pacheco
era un consorcio de empresas que tenia tiendas de cosmetología y vestimenta en
al menos 8 estados del occidente del país. Era una de esas empresas venezolanas
emergentes que no se limitaban en el crecimiento, tanto así que apostaron por
el fútbol profesional.
Recuerdo que cada juego, la empresa rifaba
bicicletas, prendas deportivas para aumentar ese atractivo de ir al estadio,
trajeron algunos importados que dieron de que hablar en el fútbol venezolano y
recuerdo en particular al colombiano Germán Bueno, un jugador que años después vistió
la camiseta de Estudiantes de Mérida, en esos periodos grises, en que la plata
no alcanzaba y las deudas eran un dolor de cabeza.
En una oportunidad, estábamos reunidos con
Bueno algunos comentaristas en la parte baja del estadio Soto Rosa y nos comentaba
que no habían recibido el pago. Yo tenía pena ajena, una persona que viene de
otros país y no reciba ni un Bolívar es como decir “En este país no me pagan”,
pero uno de los comentaristas le dice. “Germán le soluciono el problema, juegas
para el equipo de Radio Universidad te buscas una cuña publicitaria y con eso te bandeas”.
No paramos de reír por un largo rato y luego de ese juego, las tertulias
post juego en el Soto Rosa se traducían
en la sugerencia del ocurrente comentarista de Radio Universidad.
Yo era poco confianzudo con los jugadores,
tal vez la juventud, el querer manejarme educadamente en el ambiente o
simplemente mi personalidad, por lo que era de los que menos se metía con el jugador colombiano. Otros colegas por el contrario le decían “comente Germán” y bromas de ese estilo. Creo que
en general, a pesar de aquel momento de insatisfacción para el neogranadino, él
se hacia un ambiente y lo disfrutaba.
El día del juego entre Estudiantes y
Llaneros, me dio esa sensación de que el fútbol de los 90 y los equipos de esa década y anteriores a
esa, vivieron épocas duras, pero había calidad y ese pundonor. En una
oportunidad le preguntaron a Pedro Nel Ospina ex director técnico del América Cali en los 70 y Atlético Zamora a inicios de
los 90, quien llevo al balnquinegro a una de las primeras temporadas a soñar con
el título, sobre su opinión del futbol venezolano y sobre todo para alguien que
apenas pisaba el territorio con la mente fresca
y dijo “Me gusta, en cada equipo hay dos o tres jugadores que
sobresalen”. Era verdad, salvo uno o dos equipos, había siempre alguien a quien
destacar.
En esa década, Portuguesa, estado donde
hace vida Llaneros de Guanare EF, se le denominaba el Granero de Venezuela,
pero no sólo por su producción de granos sino por la gran cantidad de jugadores
que emergieron a jugar con Portuguesa FC, Llaneros y muchos de ellos vestidos
de selección nacional, aquellos que se comieron la verdes.
Estudiantes y Llaneros se volvieron a ver
las caras. En esta oportunidad con dos equipos que pelean la tabla por no
descender. Ganó Estudiantes con la primera aparición de su DT Raymond Páez en
cancha, pues la deuda del equipo ante el cuerpo técnico anterior no le permitía
sentarse en el banquillo. La noche fresca del miércoles me hacía pensar que
poca gente concurriría al juego, pero Estudiantes siempre tiene sus
acompañantes que se dieron cita en el Estadio Metropolitano para ver el triunfo
albirojo 1 a 0.
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