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lunes, 3 de junio de 2019

Levántela hijuexuta


Hice un ejercicio de tolerancia, un muy buen ejercicio.  Estuve durante la previa y durante los 90 minutos soportando que un trío de fanáticos comentara cada jugada, cada movimiento del juego. Y no significa que no me guste escuchar opiniones, al contrario, me nutre, pero coño, que estos tipos se crean más que Brignani y La Pulga es sin duda es para borrarlos del mapa, pero repito, era un ejercicio de tolerancia y como mi mamá me dio de herencia la religión apliqué aquella frase de Victor Hugo que rezaba, “la tolerancia es la mejor religión”.

No éramos los mismos 3 mil fanáticos que siempre íbamos en temporadas pasadas. A pesar de las limitaciones en transporte y combustible, el Metropolitano albergó una nutrida afición que trae a aquellos melancólicos de grandes resultados, a aquellos que simplemente van a ver qué pasa y hasta a aquellos que van a pedir matrimonio. Pero también  a aquellos que creen que el DT Brignani , el delantero Mena, La Pulga o Chiki no saben lo que hacen.

Y ahí estaba yo, justo en la fila inferior. Es decir, cada uno de sus comentarios los tenía en la pata del oído, no había manera de zafarme. Cuando el equipo no respondía, emitían frases entre peyorativas y vulgares. Cuando se produce el penalti y el gol para Aragua, un bandada de Padres Nuestros salen de su boca. Yo sentía que era una manera que ellos tenían para drenar, pero mientras ellos seguían yo retomaba mi práctica religiosa, la tolerancia.

“Dejen la bulla” – les dice una chica que estaba tres filas más abajo.  Yo no volteé para ver la reacción de los eruditas, pero oí claramente cuando la mandaron a su casa. En eso Andris Herrera le pega al arco pero fue infructuoso y sale uno de ellos diciendo “levántela hijuexuta”. Yo analicé la jugada y claro, levantarla era una buena opción, pero desde la tribuna, sentado y sacándole la generación a cualquiera, se ve todo súper fácil.

En el segundo tiempo, y cuando el equipo académico tomó las riendas del juego, las oportunidades aumentaron. La frase “levántela hijuexuta” pareciera que era la única opción que veía uno de los eruditas cada vez que a “Chiki”, “Pulga”, Mena se les ocurriera disparar al arco.

Al aproximarse la salida de Mena para que entrara Luz Lorenzo, los aplausos de la gente contrastaban con las descalificaciones del trío. Yo dudaba del cambio, pensé que no era el jugador a salir pero los técnicos estaban abajo y no una fila sobre la mía, aunque ellos pensaban igual que yo. Por un momento, imaginé que no íbamos a sacar la llave, no era una cuestión sencilla llegar al arco y cuando llegábamos, todo terminaba en “levántela hijuexuta”.

Aunque tampoco veía claro al equipo rival. Lo veía agotado física y en ideas. Me parecía un digno rival que no lograría la hazaña de hacer 2 goles, pero igual ya no estaba tan confiado como antes del encuentro. Justo en mitad de cancha cuando el balón buscaba dueño, el rebote va al terreno aragüeño y mientras Luz Lorenzo forcejeaba con el central, yo pensaba que el árbitro decretaría falta, pero antes de que se le ocurriera sancionar una falta, Luz Lorenzo, levanta ese balón y la mete al arco.

Mientras todos celebrábamos, yo trataba de calcular la distancia del disparo, el ángulo de la pegada, la aceleración, la distancia recorrida y pensé que sería interesante consultarlo con un físico de la ULA. Quería entender un poco mas el gol, pero quizás la respuesta mas clara me la dio el erudita, al que algunos ya tildábamos de bulloso y pavoso, quien gritaba a los cuatro vientos “Viste, tenías que levantarlo, hijuexuta”.  









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